lunes, 8 de diciembre de 2008

Iruya y San Isidro


Me habían hablado mucho de Iruya. Era un lugar que tenia pendiente hacia rato. Tenia miedo de que no me guste, de que sea demasiado grande la expectativa. Pero bueno, tenia que ir porque si no nunca iba a saber que pasaba.
Uno se baja del bondi que viene desde Humahuaca y hay un montón de gente esperando para ofrecer sus alojamientos. Yo accedo a ir al hospedaje de Clarisa porque fue el primero que mencionaron y oh casualidad ya me lo habían recomendado antes. Debo confesar que el arrepentimiento fue grande, o mejor dicho, total, cuando supe donde estaba. Es el ultimo alojamiento del pueblo antes de subir al mirador. O sea, ya cuando llegas a la iglesia desde donde te deja el bondi, sentís que no podes mas porque todo es en subida y te empezas a putear por el peso de semejante mochila, que para que la trajiste? y lo que habías caminado no es nada porque ahora tenes que subir por una callecita empinadisima y empedradisima. La misma callecita que un rato mas tarde, cuando ya deje la mochi y el mal humor, me iba a parecer la mas linda del mundo.
Iruya tiene un mirador tan lindo! yo fui de día y volví de noche. De noche el cielo es como pintado. Las estrellas se dejaron ver con todo su brillo y muchas cayeron para que pidiera deseos y soñara un rato despierta.
Es lindo caminar por el pueblo, descubrir que todas las puertas están abiertas de par en par, los animales sueltos y libres, como el alma de su gente.
Los burros y los perros se encargan de dar el espectáculo en el centro del pueblo, se pelean entre ellos, se corretean, se buscan y hasta a veces se ignoran. Y si llegara a aparecer un chanchito la escena estaría completa.
Desde Iruya hay que caminar 8 km para llegar a San Isidro. Caminar por la orilla del rió cruzándolo incontables veces. San Isidro es un pueblo que en agosto cuando fui, no tenia luz eléctrica, pero su gente esperaba ansiosa la llegada de diciembre y con diciembre por fin la luz. Para ellos es una ventaja muy grande tener luz. Para nosotros los viajeros es todo un atractivo ir a un pueblo sin luz. Hay que ir a San Isidro y verlo a Emiterio trabajando en sus ponchos, hay que hablar con la gente y que nos cuente su historia. Hay que respetar el silencio y la tranquilidad. Y hay que mirar su cielo de noche, que entre los cerros parece chiquito y en la inmensa oscuridad las estrellan brillan con mas fuerza. Y hay que comer las empanadas de Teresa.

1 comentario:

●๋•LüCrE!!●๋• dijo...

y hay que estar ahi, en el medio de la nada, de esa inmensidad norteña para darnos cuenta que el mundo es tan simple, tan simple y tan bello...
a veces nosotros enroscamos las cosas al punto de olvidar su esencia... supongo que entonces mas de uno deberia pisar iruya... y llegar a san isidro...
uno de los lugares mas misticos que conoci..